domingo, 10 de abril de 2016

El satélite llega a lugares remotos, donde hay otras necesidades no atendidas

Lugares como La Fortuna o Santa Rita, que están a cientos de kilómetros de una capital, ahora tienen acceso a internet y a televisión por cable gracias al Tupac Katari. Los pobladores aplauden la llegada de la tecnología, pero tropiezan con problemas técnicos




En La Fortuna tienen un motivo para celebrar, porque están conectados con el mundo exterior gracias a que internet ha llegado a esta comunidad que se encuentra entre San José de Chiquitos y San Rafael. Esto ha ocurrido un año después de que el satélite Tupac Katari fue puesto en órbita en diciembre de 2013.

La Fortuna, según la Agencia Boliviana Espacial, que es la operadora del satélite boliviano que fue construido por la industria china y que tuvo un costo de $us 302 millones, es una de las 2.500 poblaciones alejadas de las capitales donde se han instalado 2.500 telecentros, que son establecimientos con computadoras conectadas a intermet, un teléfono fijo y un televisor que están a disposición de la población.

“Se instalaron en sitios muy alejados, donde por medio del satélite es la única manera de comunicarse. Los instala Entel y después los transfiere a los municipios”, dice Iván Zambrana, director de la Agencia Boliviana Espacial.

EL DEBER llegó hasta varios lugares, donde la tecnología históricamente les dio la espalda y donde los adelantos del siglo XXI eran cosa de un futuro muy lejano. El recorrido pasó por Tarumatú, Porongo, Las Cruces, Pozo Colorado, San José de Chiquitos, San Rafael, La Fortuna, Nuevo Horizonte, Concepción, Santa Rita y otras poblaciones de la Chiquitania.

La tecnología ha llegado, por ejemplo, al colegio de La Fortuna, donde se instaló el telecentro, antes que otras necesidades que aún no han sido cubiertas, como la falta de balones para practicar deporte en la clase de educación física, o la barda que no existe y que ante la inexistencia de un muro los estudiantes y profesores se ven obligados a interrumpir la clase cuando notan que una víbora se ha entrado al aula.
“Gracias a Dios ninguna víbora picó todavía, gracias a que las mataron antes de que lo hagan”, dice la directora del establecimiento, Liliana Caballero, que aplaude la llegada de Internet con la misma alegría que lo hará, cuando, algún día, el colegio tenga una barda.

Zambrana considera que un satélite, en un país como Bolivia, está llamado a cambiar muchas cosas, y que el Tupac Katari, desde que está sirviendo a los bolivianos, ya ha empezado a provocar varias transformaciones.

Entre esos cambios, según Zambrana, además de la llegada de internet, está el acceso a la televisión. “Hasta antes de tener un satélite propio, había grandes sectores de Bolivia, los que vivían en zonas rurales, que no tenían acceso a la televisión. El satélite ha puesto a disposición de todos la posibilidad de comprarse una antenita muy económica, desde Bs 300, y recibir en cualquier punto de nuestro territorio 20 canales libres, sin pagar nada. Ahora se puede ver televisión en cada metro cuadrado del país”, explica.

A eso se suma, según Zambrana, el incremento de la cobertura de la telefonía móvil, que en el 2015 llegó a 500 nuevos sitios en localidades pequeñas, alejadas y rurales que antes no tenían el servicio.

En el área de salud, según la Agencia Boliviana Espacial, el Ministerio de Salud ha montado una red de comunicaciones con aplicaciones de telesalud que está enlazando a los establecimientos públicos de salud del país, se usa para llevar una mejor estadística de los índices sanitarios y consultas en tiempo real para asistir a pacientes que por su estado no puedan acudir a hospitales de las capitales.

En varios lugares es notoria la alegría de sus habitantes porque las puertas al mundo exterior ya están abiertas, pero igual se siente un halo de tristeza porque con la llegada de la tecnología también han llegado los problemas y se hicieron más notorias las necesidades básicas, porque a través de internet, aseguran algunos habitantes, se han enterado de que en otros lados de Bolivia y del mundo hay mayor acceso a la electricidad, a una mejor cobertura de salud o a centros educativos en mejor estado.

Manuel Machicado tiene la llave del telecentro que instalaron en la comunidad de Santa Rita, que está a 8 km de Concepción y cuyos habitantes no olvidan que Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas los visitó en junio de 2014, cuando ese visitante ilustre que ellos llaman llegó a Bolivia a la inauguración de la 50 Cumbre del G-77+China que se realizó en la ciudad de Santa Cruz.

Todos esos equipos están en una habitación de adobe que pertenece al centro educativo. Es una habitación fresca, sin el calor sofocante que hace afuera.

Machicado explica por qué la mayoría de los monitores están cubiertos como si fueran nuevos. “Ahora funcionan solo dos computadoras porque las otras están con virus. Estamos buscando unos técnicos para que solucionen el problema”, dice y lamenta que no saben a quién consultar.

El teléfono funciona, recibe llamadas de personas que quieren saber cómo están sus familiares que viven en Santa Rita, pero desde esta comunidad no se pueden sacar llamadas porque el teléfono no tiene crédito disponible. El televisor lo disfrutan cuando lo encienden para ver las noticias. Después lo deben apagar porque el panel solar que da energía a todos los equipos tiene problemas de batería. La energía eléctrica aún no ha llegado a Santa Rita. “Nos han prometido que ya tendremos luz a partir del 21 de abril”, dice un Machicado emocionado.
Por esa región chiquitana ya corrió la voz de que en Santa Rita hay internet y por eso, los alumnos de las comunidades de San Miguelito y La Embocada caminan varias horas en busca de una máquina que funcione.

Liliana Caballero, la directora del colegio de La Fortuna, también dice que cuentan con dos computadoras, una está bien y la otra en mal estado.

El servicio de Telesalud es otro beneficio del Tupac Katari, dicen desde la Dirección de la Agencia Espacial con sede en La Paz.

Pablo Porras, administrador del hospital del gobierno autónomo de Porongo sabe que se trata de un gran beneficio ese servicio, que aquí ya lo tienen solo que no está funcionando porque se presentó un problema con un cable. “El año pasado trajeron a una doctora para que se encargue de manejar el equipo de Telesalud, pero como no funcionaba el aparato, la transfirieron a El Torno. Hace tres semanas arreglaron el cable dañado, el equipo está listo para funcionar, pero ahora ya no tenemos a la especialista que sabe manejarlo”, dice.

En Tarumatú los profesores han hecho de la internet una herramienta de enseñanza, y en comunidades de San José de Chiquitos los habitantes sienten el beneficio de contar con televisión satelital, puesto que con la compra de una antena pueden acceder a canales abiertos.

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